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¿Pura victoria o victoria PURA?

Actualizado: 24 jun 2020

Una reflexión sobre la deportividad 


Hace unos días me topé con una pregunta en el instagram, una persona se cuestionaba: ¿si uno cumple un sueño pero lo hace con trampa? se cumple el sueño igual? a pesar de no conocer a la persona ni el contexto de la pregunta, asumiendo que era deportivo respondí.

La pregunta me dejó pensando bastante,  porque de una pregunta así, salen cuestionamientos más interesantes aún, ¿Qué se aprende ganando con trampa?¿Qué tan sostenibles son el esfuerzo y la disciplina cuando se considera la trampa como herramienta? ¿Ganar con trampa motiva para la siguiente competencia? ¿Cuándo y cómo se decide caer en conductas antideportivas?

Todas esas preguntas apuntan a algo más profundo, y va más allá de si una persona es tramposa o no, tiene que ver con como se vive y construye la deportividad en el día a día, en la idea de competitividad. Gran parte de esto se configuran con las experiencias pasadas,  los antecedentes deportivos, con la manera en que se plantean objetivos, en la orientación de la motivación y la autoconfianza.

Es un tema realmente amplio, en el cual hay demasiados factores en juego, también considerando que todas las personas son distintas,  yo solo voy a comentar sobre expectativas, deseos y cómo podrían relacionarse la manera de plantear objetivos con posibilidad caer en conductas  la anti deportivas,  sin duda son respuestas que requieren mucho análisis y buenos estudios.. lo mío es simple reflexión..



¿Qué ganas con ganar? Un factor fundamental para avanzar, querer ganar es querer progresar, pero ganar ¿A COSTA DE QUE?, esa búsqueda de  ganar  “a toda costa” que bien podría estar asociado a cumplir con una expectativa externa o una expectativa interna muy irreal y autoxigente, a sentir presión por ganar, buscar la aprobación  puede llevar a estados de insatisfacción, de estrés, ya no simplemente al deseo ganar al otro, sino “destruirlo”, es ahí, en ese estado de bloqueo, donde hay mas posibilidad de no buscar soluciones  y estrategias nuevas donde hay más probabilidad de caer en un tipo de conducta antideportiva.

Sin duda  mentalmente la competencia se vive distinta cuando toda expectativa esta  basada únicamente en el resultado,  se vive con menos control, porque un resultado tiene siempre una cuota de azar, ganar es multifactorial, del otro lado hay un rival que tiene ese mismo objetivo, todos quieren ganar, todos se preparan,  pero si un deportista SOLO está orientado a recompensas externas, si sus objetivos están basados   en resultados finales  que no controla 100%, es probable que más fácilmente aparezcan ansiedad y miedos relacionados a la falta de confianza,  a perder, a equivocarse y más posible que considere la trampa como una salida a esos pensamientos y emociones, buscando sentirse más seguro, más en control.


Si me refiero a intensidad y orientación de lo que se quiere lograr, competir sanamente es orientar todo el esfuerzo (en el entrenamiento y la competencia) a dar lo mejor de uno en función de cumplir objetivos de proceso, del otro lado está la competencia insana, el “ganar a toda costa” (TODA!) donde la intensidad y la dirección del comportamiento pueden desvirtuarse  buscando conseguir una recompensa que no esta necesariamente relacionada en forma directa con la tarea que se hace, digamos que el deporte es un medio para otro fin,  por ejemplo: dinero,  trofeos, premios, o cumplir otras necesidades como el orgullo o autoestima relacionada a las recompensas externas como el deseo de ser reconocidos,de conseguir aprobación, de “éxito”, haciendo foco en el rendimiento propio y procesos, ganar haciendo trampa se convierte en una ILUSION de victoria que cubre  momentáneamente todas esas necesidades.

Vemos que una competencia sana está más relacionada con alcanzar un cierto nivel de rendimiento, independiente de otros competidores, se compite sanamente cuando nuestros errores no son obstáculos que frustran sino que son obstáculos que dan oportunidades de buscar soluciones  y estrategias nuevas.

Se puede decir que hacer trampa dice muy poco de uno, yo creo que puede llegar a decir mucho, más allá de la conducta , detrás de ella se encuentran  procesos psicológicos que pueden darnos información de que tipo de objetivos se plantea la persona, a donde se orienta su motivación, como maneja la presiones y frustraciones que le generan las exceptivas relacionadas a sus metas, cuales son sus valores.

Una persona que recurre a una conducta antideportiva puede tener puramente un victoria sobre los demás o sobre algo, no es funcional, PURAMENTE utilitaria que  no lleva al crecimiento, ni a la mejora personal.

Perder no es siempre fracasar, y una victoria puramente externa puede dar una ilusión de satisfacción dentro del deporte, pero no como personas, porque hasta con una  medalla en el cuello se  puede fracasar ganando.

Una victoria PURA, (por mas pequeña que se pueda considerar)  se logra cuando se cumplen metas personales independientemente del resultado de la competencia,  tiene una victoria pura  el que sabe tolerar sus errores y aprender de ellos, que no necesita hacer trampa porque sabe que ganar no es siempre un éxito ni perder es siempre un fracaso, y, que competir, es siempre para crecer.


 
 
 

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