Colegio, deporte y familia: ¿Amenaza o desafío ?
- Natalia Dancuart
- 13 feb
- 4 Min. de lectura

Vuelven las clases y vuelven los viejos conocidos: la agenda recargada, las horas en el auto, la comida en tupper, los ajustes de último momento y el desafío de equilibrar todo sin perder la paciencia. Si tenés un hijo que hace deporte, sabes que el año escolar no solo implica libros y tareas, sino también entrenamientos, competencias y a veces pocas horas de sueño. Siempre se dice que al que madruga Dios le ayuda, pero también es cierto que al que madruga le toca preparar el desayuno a contrarreloj, encontrar la otra media en el caos matutino y salir corriendo para no llegar tarde. Así que mejor lo tomamos con un poco de humor y tambien antes de que suene este primer silbato..¿por qué no te das un tiempo de crear un sistema? que si bien no va a eliminar el estrés..quiza pueda colaborar a que su año tenga más espacios para lo importante que lo solo transitar lo urgente. De paso te voy recomendando libros y autores, asi basamos este articulo en evidencias, estas recomendaciones vienen de la ciencia ( y no de un influencer) perdonen me salé el prejuicio derrepente.. Volvamos a lo nuestro :
1. Organizate y planificá
Los considero la base del éxito, Carol Dweck, con su concepto de mentalidad de crecimiento (growth mindset), nos recuerda la importancia de valorar el esfuerzo y la constancia. Para lograrlo, la planificación es clave:
Crear un calendario familiar: Incluir entrenamientos, horarios de estudio, tiempos de descanso y actividades sociales. Visualizar la semana permite anticipar momentos de mayor carga y evitar imprevistos.
Definir prioridades: Es fundamental que tenés hijo entienda que tanto el estudio como el deporte requieren compromiso, pero que también hay momentos de flexibilidad.
Fomentar la autonomía: Involucrarlo en la gestión de su tiempo lo ayudará a desarrollar responsabilidad y habilidades de organización.
2. Busquemos el equilibrio: apoyar sin presionar
El valos de perseverar, de esto nos habla otra gran investigadora, Angela Duckworth, (autora del concepto de grit) advierte sobre los riesgos de una presión mal gestionada. Como padres, el reto está en apoyar sin imponer expectativas inalcanzables:
Elogiemos el esfuerzo, no solo los resultados: Si solo se premian las victorias o las calificaciones perfectas, tenés hijo puede desarrollar miedo al fracaso y evitar desafíos.
Escuchar y validar sus emociones: La vuelta a clases y el deporte pueden generar estrés. Preguntar cómo se siente y validar sus experiencias refuerza su seguridad emocional.
Evitar la sobrecarga: La fatiga mental y física es real. No saques como primer recurso la vieja y confiable "esforzarte más" o "no estas poniendo tu 100%", quizá no puede darlo y no puede esforzarse más. Si tenés hijo muestra signos de agotamiento, es momento de evaluar si es necesario ajustar la carga de actividades.
3. Fomentar una convivencia familiar saludable
El vínculo afectivo en la construcción de la autoestima y la confianza de los hijos ES IMPORTANTE. La confianza no va a venir solo de ganar partidos o torneos. La vida familiar no debe girar únicamente en torno al rendimiento deportivo o académico; es necesario equilibrar con momentos de disfrute conjunto.
Crear espacios de diálogo: Tener conversaciones más allá del deporte y la escuela fortalece la relación.
Compartir tiempos de calidad: Una cena en familia sin pantallas, un paseo o un juego de mesa pueden ser pequeños rituales que alivian la presión diaria.
Evitar la comparación: Cada niño tiene su propio ritmo y talentos. Compararlos con otros solo genera inseguridades y disminuye su motivación intrínseca.
Como vemos, el deporte escolar es un compromiso familiar . Los entrenamientos, las competencias y los viajes impactan la dinámica familiar, por lo que es importante considerar estos aspectos al tomar decisiones:
Planificar en conjunto: Antes de aceptar un nuevo desafío deportivo, evaluar cómo afectará la rutina familiar.
Flexibilidad en los roles familiares: En ocasiones, será necesario reorganizar quién lleva a los entrenamientos o ajustarse a cambios de último minuto.
Mantener una comunicación fluida con entrenadores y docentes: Un buen equipo de apoyo puede ayudar a gestionar mejor el equilibrio entre escuela y deporte.
La vuelta a clases para un hijo que hace deporte no solo se trata de coordinar tiempos, sino de construir un ambiente en el que pueda crecer, aprender y disfrutar de ambas facetas de su vida. Con una combinación de planificación, apoyo sin sobre presión y una convivencia familiar saludable, el camino será más llevadero para todos.
Como padres, son el pilar fundamental en este proceso. Aunque parezca muy obvio lo que estoy por mencionar, más allá de las calificaciones y los trofeos, no dejemos de tener presente a los hijos, hijos que su valor no depende de sus logros, sino del esfuerzo, la pasión y la felicidad que encuentran en lo que hacen.
Porque al final del día, el deporte escolar es más que una actividad extracurricular: es una experiencia de vida que involucra a toda la familia.
Les deseo a todos mucho éxito en este año académico que arranca. Que las mochilas no sean muy pesadas, que los despertadores sean aliados y que el café y el matecito nunca falten. Y sobre todo, que este nuevo ciclo sea una oportunidad para aprender, crecer y compartir en familia.
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