Las ganas de jugar y el miedo a fallar
- Natalia Dancuart
- 18 ago
- 3 Min. de lectura
Hoy quiero empezar compartiendo una frase, una frase que, si bien yo me voy a centrar en los futbolistas podría ser de cualquier deportista, de cualquier categoría.. Y además! no solo dedeportistas: lo mismo puede decir una persona que tiene que dar una presentación en el trabajo, rendir un examen o hablar en público:
“Quiero demostrar que soy bueno, pero hay días que no me sale nada. Antes de entrenar ya tengo miedo de errar y todavía ni empezó el entrenamiento”
Esa sensación de que el cuerpo sabe qué hacer, pero la cabeza empieza a enredar todo.
¿Qué puede estar pasando?
La ciencia lo explica de una manera bastante clara. Cuando aparece el miedo a errar o el exceso de autocrítica, el cerebro activa lo que se llama vigilancia excesiva. La corteza prefrontal, la parte del cerebro encargada de pensar y planificar, se sobrecarga. Y eso interfiere con áreas más automáticas, que son los que almacenan los movimientos aprendidos.
En otras palabras: cuando pensás demasiado en “no fallar”, estás desconectando el piloto automático que te permite jugar fluido. Lo que entrenaste mil veces se bloquea porque la mente está ocupada en controlar cada paso. Y ya no podes lograr el tan deseado “jugar suelto”
Esto tiene un nombre en psicología del deporte: choking bajo presión. El famoso “me bloqueé”. No es que olvidaste cómo se hace, es que tu cabeza no le dio espacio a tu cuerpo para hacerlo.
A todo esto se suma otro fenómeno: cómo reaccionamos al equivocarnos. Si errás algo que solés errar, lo aceptás. Pero si fallás en algo que “nunca te pasa”, el enojo se multiplica. Hasta hay veces que un error aislado se interpreta como amenaza al ego: “si fallé en esto, entonces no soy tan bueno como pensaba”.
Neurobiológicamente, se activan los circuitos de amenaza y el sistema de estrés: más adrenalina, más cortisol. Resultado: más tensión muscular, menos precisión, más frustración. Y la rueda sigue girando.
La trampa de la mente
Lo interesante es que estos pensamientos no solo aparecen en la cancha. El mismo jugador cuenta que a veces, fuera del deporte, reacciona de manera exagerada. No es casualidad: cuando la mente se acostumbra a leer todo como amenaza, la impulsividad se filtra en otros espacios.
Y acá vale la aclaración: la mente no se calla a la fuerza. No existe la receta de “pensar positivo” que tanto venden en redes sociales. De hecho, intentar eliminar pensamientos suele reforzarlos (lo que se conoce como el efecto rebote).
Entonces, ¿qué hacer? Más que eliminar la voz interna, la invitación es a cambiar la relación con ella, empezar a reconocer que “mi mente me dice esto”, pero no necesito creerle todo.
Y acá aparece la pregunta clave: ¿lo que estoy pensando es un hecho, o es solo un miedo de lo que podría pasar? Porque muchas veces, sin darnos cuenta, pasamos más tiempo pensando en lo que no queremos que ocurra que en lo que realmente queremos hacer.
Parar un momento y hacerte preguntasútiles cambia la perspectiva:– ¿Esto que pienso es real o es una anticipación?– ¿Estoy poniendo más energía en lo que no quiero que pase que en lo que sí quiero hacer?– ¿Qué me está diciendo este pensamiento de mí, de mis miedos, más que de la jugada en sí?
La próxima vez que entres al rondo, o que enfrentes cualquier situación que te incomode, quizás podés probar algo diferente: en vez de luchar contra el pensamiento, preguntarte qué es lo que realmente te está mostrando. No como un enemigo, sino como una lupa sobre lo que temés.
La mente siempre va a hablar. Lo que cambia es la relación que tenés con lo que dice. Esa es una verdadera jugada: darte cuenta de que no sos lo que pensás, sos lo que hacés después. Que a veces moleste también.
Pensar es inevitable, que vengas pensamientos tambien , Lo que es evitable es dejar que sea juez de cada acción. La próxima vez que sientas esa presión recordá: el pensamiento puede ser solo un ruido de fondo, no se trata de borrar la voz interna ni de transformarla en frases motivacionales vacías.
Si te sentís reflejado o reflejada en estas líneas, no es porque “estés mal”: es porque sos deportista. Y en el deporte, como en la vida, la mente siempre va a intentar tener protagonismo. Lo valioso es que podés empezar a verla desde otra óptica: no como juez, sino como parte del entrenamiento.
Quizás el próximo día que entres a entrenar o competir, en vez de pensar “tengo miedo de errar”, te des cuenta de algo distinto: ese miedo es común, pasajero, y no te define. Se trata de escuchar ese pensamiento con un poco de distancia y reconocerlo como lo que es: solo un pensamiento y puedas enfocarte en algo mucho más útil en donde invertir tu tiempo energía y deseo.
me encanto!!
Muy bueno como casi siempre! 👏🏻