¿Fútbol o fábrica de frustraciones?: La necesidad de humanizar el fútbol juvenil
- Natalia Dancuart
- 22 jun 2024
- 4 Min. de lectura
Un día encontré una caja entre mis viejas pertenencias en casa de mi mamá, y encontré ese muñeco de plástico de la foto: un muñeco, con sus brazos y piernas rígidas, sin expresión en su rostro, al instante de verlo me generó ciertas emociones, me conmovió, me resultó una fuerte analogía a tantas historias que escucho en sesiones, niños y adolescentes atrapados en un sistema deportivo que los trata como objetos, no como personas. Así que lo guardé en mi bolsillo, y está hoy conmigo mientras escribo este artículo.
Hoy quiero compartirles una reflexión personal sobre un tema que me apasiona y preocupa a partes iguales: el fútbol juvenil. ¿Por qué me preocupa? Por que no estamos aprovechando el campo potencias de desarrollo y aprendizaje que el deporte nos proporciona. Cada vez más lo estamos tomando como más como un negocio y menos como lo fundamental: un juego. ¿Cuántos niños y adolescentes rotos cuesta UN jugador profesional?
Pero no solo quiero señalar los problemas, también quiero proponer recomendaciones concretas para humanizar este deporte que tanto amamos.
Si bien este articulo se centra principalmente en el fútbol, es porque es en donde fui y sigo siendo testigo de primera mano de los desafíos que enfrentan los jóvenes, pero estas dinámicas de presión, expectativas desmedidas y falta de enfoque en el desarrollo integral también se replican en otros deportes juveniles y escolares. El fútbol, como deporte rey en nuestro país, sirve como un potente ejemplo de estas problemáticas, pero el llamado a la reflexión y a la acción se extiende a todo el ámbito deportivo juvenil.
El sueño del pibe: ¿Un camino de rosas o espinas? Todos conocemos la pasión que despierta el fútbol. Soñamos con ver a nuestros chicos triunfar en las canchas internacionales, emulando a los grandes ídolos. Pero, ¿a qué precio? ¿Estamos sacrificando el bienestar de nuestros jóvenes futbolistas en el altar del éxito?
La Cara Oculta del Balón: Cómo podemos humanizar cada área
Detrás de los goles y las celebraciones, existe una realidad que muchos prefieren ignorar. Pero no podemos seguir mirando hacia otro lado.
Padres: de la presión al apoyo: En lugar de exigir resultados, podríamos convertirnos en el principal apoyo de los hijos. Celebrar sus logros, acompañarlos en sus derrotas sin recriminar ni reclamar, a veces nos olvidamos que ellos también quieren que les vaya bien, entonces, en vez de que después de una derrota le cuestionasen si realmente quieren jugar al futbol, hay que recordar que el fútbol es un juego, no una carga.Aprender a disfrutar del proceso junto a ellos es clave para su desarrollo integral.
Entrenadores: de jefes a mentores: en nuestra sociedad no podemos negar que existe en muchos casos, un abuso de poder, autoritarismo malentendido con la autoridad. Los entrenadores podrían ser más que simples estrategas. Podrían ser mentores que guíen a los jóvenes en su crecimiento personal y deportivo. Priorizar la formación integral, fomentar valores como el respeto y el trabajo en equipo, y enseñarles a amar el fútbol por encima de todo.
Instituciones: de clubes a escuelas de vida: Los clubes podrían ser más que fábricas de jugadores y buscadores de talentos. Podrían convertirse en escuelas de vida donde los jóvenes aprendan a ser buenos deportistas y buenas personas. Invertir en buenos programas educativos, psicológicos y nutricionales para garantizar un desarrollo integral.
Sociedad: del exitismo al respeto: Podríamos empezar a cambiar nuestra mentalidad como sociedad. Dejar de lado el exitismo y valorar el esfuerzo, el compromiso y la pasión por el deporte. Respetar a los jóvenes futbolistas como personas en desarrollo, no como máquinas de ganar.
¿Dónde Quedó la Pasión por el Juego?
En lugar de fomentar el amor por el deporte, estamos creando una fábrica de sueños rotos. Pero podemos cambiar esta realidad. Podemos volver a hacer del fútbol un espacio de alegría, aprendizaje y crecimiento personal. En muchos casos, esa pasión se está apagando, asfixiada por la presión de ganar, por las expectativas desmedidas y por un futuro profesional que parece cada vez más lejano.
En lugar de cultivar el amor por el deporte, estamos creando una fábrica de sueños rotos. Niños que se lesionan por la sobreexigencia, adolescentes que abandonan el fútbol frustrados y jóvenes talentos que se pierden en el camino por falta de apoyo y orientación. Es hora de cambiar el juego, de devolverle al fútbol su esencia: la alegría, el aprendizaje y el crecimiento personal. Porque sin eso, sin la alegría, con miedo a cometer errores, no estamos construyendo la base y el elemento fundamental para el buen desarrollo deportivo.
Mi trabajo me enfrenta constantemente con el impacto emocional que estas prácticas tienen en nuestros jóvenes y mirándolo más sintéticamente: en las familias. Pero también veo la transformación que ocurre cuando se prioriza su bienestar. Si trabajamos juntos: padres, instituciones y entrenadores podemos construir un fútbol juvenil donde los niños y adolescentes disfruten del juego, desarrollen sus habilidades y crezcan como personas.
Te invito a reflexionar sobre esta realidad y a unirte a este movimiento por un fútbol juvenil más humano y sostenible, no pensemos que no esta en nuestras manos, enfócate en lo que SI PODES hacer y que podes aportar.
Necesitamos un fútbol donde los sueños y las carreras se construyan sobre bases sólidas, donde el talento se cultive con paciencia y donde el éxito sea una consecuencia natural del esfuerzo y la pasión. Y voy a seguir guardando el muñeco de plástico como un recordatorio de la necesidad urgente de humanizar el fútbol y de como puedo yo contribuir en esta difícil pero no imposible misión.
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